Este artículo me
resulta personalmente especial por varios motivos:
Con él, cierro el
círculo del Envejecimiento tocando, al menos una vez, cada una de las Dimensiones
que lo componen. Termina una etapa en mi labor de investigación y
concientización sobre “los 30 años de gracia”.
No lo he escrito basándome
en fuentes ni he hecho grandes acopios de documentación, sino que lo escribí desde
el YO, de mi visión y experiencia.
Es un tema que
expresa y conscientemente he ido relegando y ahora es el momento de hablar de
él. Tomo coraje y lo comparto con vosotros.
Quiero aclarar
que no voy a hablar del final de la vida como tal, ni de los temas polémicos
que hay alrededor de ella (tenemos candente el debate por la eutanasia, por
ejemplo), sino que quiero hablar desde la perspectiva de cuál será nuestro
LEGADO.
Hace unos seis
años, tuve la suerte de poder realizar un proceso de coaching personal con una
persona maravillosa. En cada sesión, me dejaba “deberes” para la próxima, que consistían
en ejercicios de autoconocimiento, exploración y planificación vital.
Un día, me
encomendó el ejercicio que me pareció el más difícil de todos: “El funeral
americano”. ¿Qué es esto?, os preguntareis.
Si soléis ver
películas americanas, recordareis alguna donde fallece alguien y en el funeral,
algún familiar o persona cercana toma la palabra y habla sobre la persona que
ya no está. El ejercicio consistía, entonces, en escribir aquello que me
gustaría que se dijera de mí el día que ya no estuviera en la tierra…. Duro,
¿no?
El enfrentarme a
esto me cambió totalmente la perspectiva de mi propia vida. Yo soy una persona
muy orientada a la acción, a los resultados, los logros… pero esto iba de: “Por
qué quieres que te recuerden.” “Qué LEGADO quieres dejar entre la gente que te
ha conocido.”
Fue entonces
cuando pensé profundamente en la HUELLA quiero dejar a futuro en los demás, y
descubrí que esa huella estaba marcada por ciertos VALORES con los que necesitaba
alinearme y ser consecuente con ellos. El amor, la generosidad, la
perseverancia y la coherencia, eran los principales.
Fui repasando
todos los aspectos de mi vida… el personal, el familiar, el profesional, el
social… y mis diferentes roles como madre, hija, esposa, amiga, compañera,
vecina, ciudadana, … ¿Cómo quiero que me recuerden? ¿Qué quiero que digan de
mí? ¿Qué puedo/quiero dar a los demás para contribuir positivamente en ellos?
Poco a poco me
fui relajando, perdiendo el miedo, y descubrí cosas dentro de mí que podían
servir a los demás, que podían marcar una diferencia. También encontré mis
límites, cosa muy importante a la hora de saber decir que no.
Acabé de escribir
y me sentí FELIZ. Porque eso que escribí reflejaba la Bárbara que quería ser y,
a partir de allí, pasé a ser protagonista de mi propio guion; mi futuro estaba
ahora en mis manos. La sensación era doble: Emoción y pánico. Esto es el
EMPODERAMIENTO del que tanto se habla.
Todos hemos
vivido o pasado por situaciones difíciles, TODOS. Muchas veces caemos en la
tentación de convencernos de que, debido a esas situaciones, no podemos hacer
esto, o no podemos conseguir aquello… Os digo algo desde mi propia experiencia:
Eso se llaman EXCUSAS. Si logramos dejar de mirar al pasado (que no es fácil) y
nos centramos en el futuro, en lo que está por delante y trabajamos cada día un
poquito en esa dirección, los resultados llegan. Es duro y no es gratis, pero
se puede y, cuando los consigues, te sientes ¡GENIAL!
Creo que mucha
gente tiene miedo a la muerte porque, en realidad, tiene miedo a VIVIR, así, en
mayúsculas. Hay quien pasa por la vida “quemando días como cerillas”, como
suelo decir, y hay quien pasa haciendo ruido.
Y tú, ¿cómo quieres pasar por la vida? ¿cómo quieres que te recuerden? ¿Cuál será tu legado?¿Te animas a hacer tu propio “Funeral Americano”?
Fuentes:
Mi vida.
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