Fin
de la vida de tres etapas
Este artículo es bastante diferente respecto al anterior;
mientras que antes vimos muchos datos a nivel demográfico, en este
pretendo tener un acercamiento más cualitativo y más personal.
Por supuesto que cada vida es única y hablar a nivel
general tiene sus riesgos y puede ser cuestionado como excluyente o poco
realista, pero creo que es importante poner sobre la mesa algunas cosas que nos
valgan como “food for thought” (cuestiones
para reflexionar).
Permitirme entonces la concesión de la generalización
y, si logro que al menos cada uno se identifique un poquito con algo de lo que
planteo, ya habré logrado el propósito de “wake
up call” (llamada de atención)
Como comenté en el post
del sábado, más o menos todos nos hemos criado y vivido bajo el modelo de tres etapas: Estudio,
Trabajo y Jubilación. Estas tres etapas, se correlacionan de manera,
más o menos natural, con las tres
etapas vitales: Juventud, Madurez, Vejez. Hay incluso quienes ya están
identificando una cuarta etapa entre los 18 y los 30 años. (1).
En
grandes líneas, (siempre generalizando sin ser categórica), podríamos decir
que, desde que nacemos y hasta que acabamos la carrera/master, nos dedicamos
exclusivamente a estudiar, luego, promediando la veintena, ingresamos al
mundo laboral y hacia los 65 años, accedemos a la bien ganada y merecida
jubilación.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando la esperanza de vida
(bien sea al nacer, a los 65 años y, sobre todo, la esperanza de vida saludable)
aumenta considerablemente?
·
Una de las cosas que podemos pensar es: “Muy bien, más años de jubilación para disfrutar.”
Pero… pensemos esto un
poco más en detalle… jubilarse a los 65 años y tener por delante 20/25/30 años
incluso, ¿sería, económicamente
hablando, posible?
Quienes vivimos en
España sabemos que el sistema de pensiones es de reparto, es decir que, quienes
trabajan son quienes contribuyen a pagar las pensiones de quienes están ya
jubilados. También sabemos que no para de caer la tasa de natalidad y que la
base de personas activas será cada vez menor.
Si asumimos que no
podemos contar, o depender exclusivamente de una pensión, tenemos
entonces que pensar en una planificación financiera muy cuidada, basada
en el ahorro y/o la inversión a lo largo de nuestra vida activa para tratar de
mantener la calidad de vida anterior.
En el libro “La vida de 100 años”(2) hay
un capítulo entero dedicado a cómo definir con cuánto dinero quisiéramos
jubilarnos y cuántos años deberíamos trabajar y ahorrar para llegar a esa suma.
Las cuentas son, en mejor de los casos, escalofriantes. (Recomiendo
profundamente la lectura de este libro, por cierto.)
·
Otra cosa que podemos pensar entonces es: “Muy bien, pues entonces trabajé más años y me jubilaré más tarde.”
Aquí el debate que se
abre puede ser aún más grande y profundo, si cabe, que el del futuro de las
pensiones.
¿Trabajar más años? Si
miramos las noticias, abundan las relacionadas con “el fin del trabajo”,
“automatización”, “los robots reemplazarán a las personas”, etc,
etc.
Personalmente no veo
esto un hecho tan dramático, no porque lo diga yo, sino porque hay numerosos
estudios, entre ellos, muchos realizados por el World Bank(3)
que afirman que los avances tecnológicos no solo no destruirán puestos de
trabajo, sino que crearán muchísimos nuevos. (Otro tema es el reparto y a
qué precio). Esta lucha del hombre contra las máquinas viene ya de la época del
ludismo(4).
Lo que sí cambia totalmente las reglas del juego
y ya no solo en países emergentes, son dos cosas:
La informalidad
creciente del trabajo, o cambio radical del contrato social
La economía
“GIG”
Es también el World
Bank quien aborda esta realidad creciente y aparentemente imparable. Todos
somos conscientes ya de que los trabajos de por vida ya no existen. Hablamos entonces
de oferta y demanda de capacidades que se contratan, incluso, por microtareas(5).
El tema del futuro del
trabajo da para muchísimo ya que es afecta al orden geopolítico y social a un
nivel muy profundo, pero no es realmente el eje central del tema en el que
estoy profundizando. Así que, lo aparco aquí.
El otro aspecto
relevante sobre el planteamiento de trabajar más años tiene que ver con la productividad. ¿Durante cuántos años
podremos estar activos, alertas, dándolo todo, a la vanguardia de las
novedades, etc, etc? Hay una curva de desgaste y de cansancio
natural si nos planteamos una vida laboral ininterrumpida de 50 años.
Vemos que la opción de trabajar medio siglo sin parar bien sea
por factores externos tanto como internos, no
es muy viable tampoco…
·
Según el paradigma en el que nos movemos (hasta ahora), la
tercera opción sería entonces: “Vale,
estudio más tiempo.”
Aquí reconozco que esta
es mi opción favorita, pero entiendo que para mucha gente estudiar = libros =
rollo.
Pues no, aquí
introducimos el concepto del “life long learning”
o aprender a lo largo de toda la vida. Si lo pensamos bien, con lo rápido que
cambia todo, la cantidad de cosas nuevas que surgen a diario, la velocidad a lo
que avanza la ciencia, la tecnología, las comunicaciones, es normal que no
podemos asistir a las aulas una sola vez en la vida, ¿verdad?
Puede que hace 20 o 30
años, lo que se aprendía en la universidad bastaba para poder desarrollarse
profesionalmente, pero hoy esto es tan solo el comienzo.
Necesitamos seguir
aprendiendo toda la vida, no solo teórica, sino empíricamente. Hay que reinventarse,
actualizarse, ir más allá.
Muchos diréis: “Si, si,
eso está muy bien, pero estudiar es caro.” O “Si, claro, pero ¿de dónde
saco tiempo?” y todo esto es verdad, lamentablemente. En una vida de
tres etapas, es MUY complicado (y lo digo por experiencia propia), trabajar y
estudiar a la vez, pero no imposible.
Actualmente hay muchas alternativas
y ofertas de formación que no implican una asistencia presencial a un
centro de educación, hay formaciones flexibles, modulares, breves, online… por
poner un ejemplo: los MOOC nos ponen al alcance de la mano y gratis, infinidad
de cursos.
En un entorno de vida
más larga, hay quienes cambien su vocación, otras personas querrán
especializarse aún más, otras querrán ampliar miras, o simplemente tendrán una
afición… Creo que todos deberíamos plantearnos en algún momento si contamos
con todas las habilidades y capacidades que nuestro trabajo actual nos demanda.
Y ya para ir terminando,
el otro concepto fundamental de la etapa de la educación es el Capital Humano. El World Bank ha
desarrollado el “Human Capital Index”(6) con el que han logrado mapear
la productividad de los países y han detectado que esta está directa y
profundamente vinculada a la calidad de la educación y de la salud, sobre todo,
en edades tempranas.
El Capital Humano es lo
que, en definitiva, mueve al mundo, pero también, es lo que nos mueve a
nosotros. La clave es saber cuánto
podemos aportar a los demás gracias a nuestro conocimiento.
CONCLUSION
Afrontar la longevidad
desde una visión de vida de tres etapas es tremendamente complicado, difícil y
hasta abrumador.
Tenemos que pasar a un
modelo de etapas múltiples, variadas, simultáneas, por qué no, donde podemos
trabajar, estudiar, descansar a ritmos diferentes y más adecuados a nuestros
deseos y necesidades para que, una vez más, la larga vida sea un regalo y no un
castigo.
Esto implica redefinir nuestra identidad, nuestra
sociedad, la forma de relacionarnos, de hacer negocios, de ahorrar, en
definitiva, de VIVIR.
Espero haber al menos
despertado cierta inquietud y hacerte pensar en cómo esto puede afectar tu
vida.
¡Hasta la semana
próxima!
Fuentes consultadas:
2. ”La vida de 100 años”
– Lynda Gratton & Andrew Scott – (Versus)
3.
file:///H:/El%20futuro%20del%20trabajo/01%20The_Changing_Nature_of_Work_Chapter_1_Pg_18-31.pdf
5. Videos sobre “A new world of work” de
Damian Grimshaw
6. file://jnjesmafps02.eu.jnj.com/homei$/brey02/El%20futuro%20del%20trabajo/09%20The_Human_Capital_Index_Explained.pdf
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